Cuando Elena se quedó sola, los fantasmas aparecieron de nuevo, a pesar de ello, quería volver a su rutina de siempre, a poder refugiarse en sus historias íntimas, recogerse, hacerse un ovillo en la intimidad de sus noches.
Se sentía extraña, diferente, eso no le preocupaba, lo que si lo hacía era ese dolorcillo en su corazón, siempre estaba ahí cuando se levantaba por las mañanas y se sumergía en la cama por las noches.
Estaba dónde quería estar y hacía lo que quería hacer, no había vuelta de hoja aún sabiendo que eso no le ayudaba demasiado.
Llovía y los cristales de la sala dibujaban preciosos dibujos con las gotas de agua, se ensimismo en ellas, imagino estar dentro de una gotita, como en una pequeña burbuja deslizándose por una fina pared de cristal.