Camino y Silencio

He dedicado este mes de agosto a recorrer paso a paso la centenaria ruta que han seguido peregrinos a Compostela movidos por diversos tipos de fe durante siglos desde la localidad francesa de Saint Jean Pied de Port, al otro lado de la frontera natural que constituyen los Pirineos entre la península y el resto de Europa, hasta la que conserva los restos del apóstol Santiago, discípulo que fue de Jesucristo. He contemplado paisajes de montaña, llanuras y valles, atravesado tierras preñadas de cultivo agrícolas, ganaderos y bosques, arrastrado mis zapatos por caminos, asfalto, calles y edificios de todos los tiempos desde que el ser humano habita en la tierra. He marchado solo desde mi lugar de nacimiento y vuelvo acompañado de todos los lugares en los que vivo.

He recibido gratas lecciones de hospitalidad en Navarra, La Rioja, Burgos, Palencia, León, Lugo y La Coruña, y también de parte de los lugares de procedencia de todos los peregrinos que he conocido: Italia, Alemania, Corea, Australia, Estados Unidos, Brasil, Albania, Eslovaquia, Francia, Bélgica, Holanda, Inglaterra, Irlanda, y también de Valencia, Alicante, Barcelona, Madrid, Granada, Murcia, Bilbao, Córdoba, Sevilla, Jaén, Badajoz.

He vaciado mis pensamientos de los estímulos habituales que nos llegan a través de la televisión, internet, la prensa, la publicidad, la música, los temas de conversación cotidianos, el mundo que nos da forma y nos limita para bien y para mal, y en el que existimos como si fuera el único o no fuera posible otro mejor. He aprendido que lo imprescindible para ser feliz puede reducirse a tener comida, techo, cama y buena compañía. Y salud, esto es, higiene y una actividad diaria en la que realizarse como persona, en equilibrio de cuerpo y mente. Y también que el resto de posesiones materiales y ocupaciones mentales que nos rodean y se abren paso a través de nosotros son formas de ser propias de la sociedad en la que hemos nacido, aceptamos y cambiamos según nuestro deseo, pero que no necesariamente han de acompañarnos de por vida.

Lejos quedan, en este momento, las preocupaciones que me hacían una persona dependiente de mis propias decisiones, cuando parecía que no era posible tomar otras. Los ruidos que bloqueaban el fluir natural de la energía que a todos y a todas nos mueve. Y por eso, antes de que la avalancha de datos sin orden reconfigure mi realidad para devolverme al caos de este mundo en el que hemos decidido vivir -sí, yo también, porque también quiero ser feliz en este mundo complejo que hemos heredado-, quiero compartir con vosotros y vosotras estas líneas que aun bailan en la superficie del estanque de mi mente, a merced del viento y los elementos, totalmente relajadas como el cuerpo de un bebé mientras duerme.

La naturaleza rezuma salud, comparte su buen ánimo, contagia su armonía y encuentra su equilibrio más rápidamente en las zonas donde no actúa la mano torpe del hombre. Y así invita al caminante respetuoso a alcanzar la propia paz. La paz del cuerpo se puede conseguir a través del deporte y la actividad física, prestando atención a las diversas señales que nos envía a través de un calambre, una inflamación, una contractura, un dolor, calor, frío, ritmo cardíaco, respiración, un movimiento reflejo. Calentar, estirar, cuidar la alimentación, respetar el descanso, son formas básicas de armonizar con el entorno físico.

La paz de la mente y el alma en el Camino se pueden alcanzar, entre otras, de dos formas que paso a describir a continuación. Una es consciente, y es a través de buenos pensamientos y silencio. La de llenar la mente de buenos pensamientos responde a una lógica casi matemática, pues si no hay tiempo ni espacio para los malos, que restan, dividen y limitan, los buenos la llenarán de color e ideas positivas que suman, multiplican y tienden al infinito. La de poner la mente en blanco en busca del silencio es eficaz porque es ésta la mejor manera de dejar al alma que hable y podamos escucharla. La palabra es fuente de malentendidos, el silencio no entiende de contradicciones. La mente y el alma encuentran su armonía y su equilibrio cuando no están en conflicto con ninguna de las demás cosas y seres vivos que existen.

Hay otra forma de alcanzar la paz mental, menos consciente en este caso, o incluso inconsciente, que me gusta por ser una actividad plenamente social y muy fácil de poner en práctica en cualquier momento y con personas poco o nada acostumbradas a meditar. Podría describirla como una conversación sin distracciones ni límite de tiempo. Cuando dos, o más, personas se conocen por primera vez y empiezan a hablar, es probable que lo hagan sobre el tiempo, algún tema banal, o incluso personal, pero poco comprometido. Y este es el caso con la mayoría de las personas con quienes nos relacionamos con cierta frecuencia. Podemos pasar años hablando del frío, el calor o lo poco que llueve sin jamás profundizar. Sin embargo, el Camino, o el contacto con la naturaleza, invitan a más.

Tras romper el hielo en los breves minutos que dura una conversación banal y adquirir una confianza que, todo hay que decirlo, es fruto más del contacto visual –los ojos, el espejo del alma- y del lenguaje no verbal –como la entonación, las pausas, o el lenguaje corporal-, que de lo que realmente se está hablando, se incorporan al diálogo temas personales, tratados con más o menos rigor, abiertos a la opinión del interlocutor y susceptibles de afectar de manera positiva o negativa a la autoestima de los participantes. En este momento es mucho más importante un adecuado manejo de la sensibilidad y el tacto, algo más común de lo que creemos, cuando no hay prisa por terminar la conversación ni las interrupciones dan paso al caos. Y es el punto en el que nos encontramos habitualmente con multitud de grandes amigos y amigas.

A partir de aquí mi propuesta se basa más en mi propia experiencia personal que en lo que he podido observar a mi alrededor. Aun así me gusta destacar ese dulce momento en que dejamos de hablar de lo que ya sabemos, del mundo o de nosotros, porque no es la primera vez que hablamos de ello, para pasar a hablar de cosas nuevas, de lo que no sabemos, de algo de lo que no hemos hablado nunca con nadie, pero nos interesa en ese momento, y suele ser fruto de una confianza mutua inquebrantable.

Aunque también puede dar paso directamente a las pausas largas, al silencio, a ese silencio cuya búsqueda antes describía por el método consciente, el que deja hablar al alma. Y pueden ser pausas de varios segundos, o incluso minutos, no interrumpidas ni apremiadas por el tiempo en una caminata de seis horas por el campo.

Sea como fuere, de manera más o menos consciente, sin duda invito a participar de este equilibrio y esta sintonía con todo lo que existe, a los que todos estamos llamados, bien a través de ricas conversaciones con nuestros amigos, o de momentos de oración, meditación, soledad y, en todos los casos, de silencio.

Y para ir concluyendo esta reflexión sobre comunicación con los demás y con nosotros mismos, hago también una última llamada de atención sobre la comunicación presencial frente a la telemática. Dado que la mayor riqueza de nuestro mensaje está en el lenguaje no verbal, y éste no se aprecia por escrito, esforcémonos por encontrar, en la medida de lo posible, situaciones de comunicación en persona, no a distancia, no a través de internet, sino cara a cara, y de calidad.

Por cierto, si alguien se ha preguntado qué hay después del silencio que sigue a una meditación o a una sesuda conversación, os diré que en ese caso, una vez que hay paz, equilibrio y armonía, mi reacción habitual es la risa…

Jajaja, tenéis que oírla. Un abrazo a todos y todas.

no me extraña que rías y sonrías tras una experiencia así...

leyéndote me ponías los dientes largos... hace muuuucho que me apetece ese peregrinar...no sé... presiento que tal vez el 2013....

me alegro que hayas renovado energías y cargado las pilas para volver al día a día...

SALUDOS

Caminante no hay camino...

Me ha encantado leerte Mahe, tus palabras me sirven de ánimo y para pensar que aquello que dijo Coelho, tiene su punto de razón:"La posibilidad de realizar un sueño es lo que hace que la vida sea interesante. Nunca desistas de un sueño. Sólo trata de ver las señales que te lleven a él".
En septiembre del 2009 tuve la suerte de visitar este precioso pueblo en el país Vasco Francés, fué por casualidad y nunca antes había oído hablar de él, me encantó y disfruté muchísimo... De vuelta, al subir a un tren en Barcelona, me encuentro con unos peregrinos que precisamente venían de allí y hablamos de ello, claro... Ahí ya me entró el gusanillo... mis cuñados llevan dos veranos haciendo trayectos desde Madrid y hace poco un buen amigo también ha hecho el camino y lo que cuenta me dejó con más ganas aún...




Ahora me encuentro con tu Camino y Silencio y mi buen amigo Jose, me pone esto en mi facebook:

"La verdad es que hoy en día no somos, incluidos los caminantes, sino cruzados de corazón débil que acometen sin perseverancia empresas inacabables. Nuestras expediciones consisten sólo en dar una vuelta, y al atardecer volvemos otra vez al
lugar familiar del que salimos, donde tenemos el corazón. La mitad del camino no es otra cosa que desandar lo andado. Tal vez tuviéramos que prolongar el más breve de los paseos, con imperecedero espíritu de aventura, para no volver nunca, dispuestos a que sólo regresasen a nuestros afligidos reinos, como reliquias, nuestros corazones embalsamados. Si te sientes dispuesto a abandonar padre y madre, hermano y hermana, esposa, hijo y amigos, y a no volver a verlos nunca; si has pagado tus deudas, hecho testamento, puesto en orden todos tus asuntos y eres un hombre libre; si es así, estás listo para una caminata."

HENRY DAVID THOREAU, (Concord, Massachusetts, 12 de julio de 1817 - 6 de mayo de 1862) escritor, poeta y filósofo estadounidense.

(Una de las muchas placas que franquean el camino hacia la Fuente del Avellano -Granada-)

Será cuestión de ir haciendo caso a las "señales"... y ponerse en "camino"

Gracias Mahe

A todos los que no lo habéis hecho, os lo recomiendo; es lo mejor que hice en mi vida. Un antes y un después por la paz que alcanzas, por que te encuentras a ti mismo, por que te pones a prueba, porque...ufff...es genial

Yo hace tiempo realicé la última etapa, lo mínimo que hace que te reconozcan como peregrino y me quedé con ganas de más.

Y si con apenas 120 km supuso para mí una de las mejores experiencias de mi vida, lo que tú has hecho Mahe, debe ser la releche. Vamos, que no hace falta imaginarlo por que lo describes de tal forma que se vive al leerlo.

Me alegro que lo hayas disfrutado de esa forma y hayas recargado las pilas para volver a la triste realidad cotidiana.

Un abrazo

Lo tengo pendiente, y lo haré si Dios quiere con mi nena grande cuando haga los 14 ó 15...bueno, cuando aguante bien (y a ver si aguanto yo!!!)

Y el santo y la chiquinina, de avituallamiento y soporte. A lo mejor silencios no muchos, pero sí ilusión compartida.

Una experiencia muy interesante y por lo que cuentas muy positiva. Gracias por hacernos partícipes.

Por cierto ¿qué te motivo a hacer el camino?

Conozco a varias personas que han hecho el camino,entero o parte y algunos de ellos aún no siendo creyentes,han resaltado la sensación especial que sientes a diferencia de otras rutas o trayectos.
A mi especialmente nunca me ha llamado la atención,quizás por falta de ésta motivación que pregunta Equis,aunque nunca se sabe lo que te depara la vida y quizás algún dia cambie de opinión.

Me encantaria hacer el camino de Santiago,más que por la fé, por la vivencia de ir de peregrina,a la vez que te haces tantisimos kilometros,la llegada a la catedral,debe ser emocionante
Maherencia,por lo que leo,en esa misma semana que tú,han ido unos amigos mio
cuando les vea,me contarán lo vivido

Todavía la estoy disfrutando, Pelusa, aunque el nivel de abstracción disminuya poco a poco. Espero recuperar la sensación cuando vuelva a salir con mi grupo de montaña, a ver si es igual o mejor. Lo cierto es que cada día me explico mejor a mí mismo, y comprobar que esa sabiduría va a más me alegra.

Peregrinarás cuando se cumplan las condiciones que has puesto, no me cabe la menor duda, jeje.

Gracias, mujer, mi propósito no es tanto recargar pilas como convertirme en generador de energía yo mismo, jaja. Me oigo y no quepo en mí de gozo, jaja. Tú sabes que estamos rodeados de Ella, de la Energía.

Un abrazo


No hay camino, no, Manita, no lo hay…


Hola Gabado, qué suerte que mi escrito te sirva para tanto. Las ganas que te entran cuando hablas del Camino me dicen que quieres ir al sitio al que crees que va. Es una deducción tan sencilla, sí, pero es que a veces es tan simple que no nos damos cuenta. Y yo te digo algo que también sabes, y es que un camino de 100 kilómetros empieza con un paso. Sepárate de la baranda y camina.

Por cierto, ¿eres la de la foto, la que está inclinada hacia adelante? Y tu amigo Jose, ¿es Josiempre? Entiendo el texto de Thoreau, si saliéramos a caminar como dice seríamos totalmente libres, desataríamos tantos cabos que podrían perder nuestra pista para siempre quienes nos definen con etiquetas. No sé, me cuesta imaginarlo, no lo veo, de momento.

Hace menos de un año que conocí ese paseo que lleva a la Fuente del Avellano, cuando ya creía que lo había visto todo en Granada. Me sentí renacer al salir de mi engaño. Ese camino está sembrado de poemas, reflexiones y extractos de novelas de grandes nombres de la literatura universal. En placas sobre piedras, como te han dicho.

Te dejo aquí la que más me llegó ese día, de Luis García Montero:

En estas soledades,
aprende los secretos
del agua y de los árboles.

Cuando mires al fondo,
descubre tu mirada,
el color de tus ojos.

Si la fuente te ha dicho
lo que nunca escuchaste
en medio de los gritos,

a la ciudad regresa
con tus palabras.
Que los demás te esperan.

Y a ti, gracias también a ti. Nos vemos allí, si te pones en “camino”. Y si no, pues como hasta ahora, en el foro, jaja. Un abrazo.


Y es que, Yolis, aunque todos y todas hacemos el mismo camino, cada uno de nosotros vive el Camino a su manera. Por las opiniones que he recibido sobre esta experiencia, me da a mí que la tuya fue total, y me alegro. No dejes de sacarle jugo. A mí me parece una experiencia verdadera, muy cierta y muy humana.


A mí me pasó eso mismo, Mencita, cuando lo hice desde Oviedo hace tres veranos, que me quedé con ganas de más. Quizá no en el momento, porque llegar a Santiago es un punto y final –o un punto y aparte- pero sí después cuando el cuerpo empezó a pedirme un retiro espiritual de más duración.

Sé que puede llegar a ser más que la releche si uno consigue llevar adelante su vida en este rincón del planeta, en este momento de la historia, y con este grado de evolución humana, sin abandonar el nivel de conciencia de que he disfrutado allí. Pero lo que hay es lo que hay.

Y no me digas, please, que la realidad cotidiana es triste. Depende de los ojos con que la mires o, eso sí, si me lo dices después de haber visto las noticias en televisión (esto podemos hablarlo en un hilo aparte, que creo que ya hay alguno sobre el tema).

Un abrazo.


O sea, Golondrina, que ahora mismo… como que no, ¿verdad? Jeje. Sobre compartir la ilusión en familia estoy seguro de que tendréis ya mucha práctica. Os irá bien, lo pasaréis en grande.


Un placer, Equis. Se lo pidió Pelusa a Maherencia antes de marchar y aquí está.

He tocado brevemente más arriba mi motivación para hacer el camino, el hecho de que me apetecía vivir un retiro espiritual prolongado para aprender más sobre mí, sobre mi naturaleza humana y, en definitiva, sobre todo lo que existe. En el verano de 2010 pretendía irme otras dos semanas –como cuando lo hice desde Oviedo- pero tuve que dedicar mis vacaciones de verano a hacer un curso de comercio exterior que me interesaba mucho realizar en aquel momento. El verano de 2011 pasé la mitad trabajando y la otra mitad totalmente dedicado a hacer la revolución, esto es, leer y leer y leer sobre economía y política nacionales y mundiales, viendo vídeos, documentales, hablando con todo tipo de personas de mi entorno y en asambleas, moderando foros, dando luz, mi luz, donde mi opinión era valiosa y agradecían mi participación.

Cuento todo esto para completar la información que os he dado en mi post “Animadversión”. Mi papel en la Spanish Revolution que en ese momento estábamos echando a andar no ha sido el de un líder, sino más bien el de un profesor que se propone dar la introducción a una lección para la que no existe libro de texto y en la que cada alumno y cada alumna aporta su verdad y su granito de esfuerzo al sistema al que intentamos dar forma. Labor de ciudadano.

Y lo cuento para justificar el que no hiciera el año pasado el Camino y haya tenido otra gran motivación para hacerlo éste. Podemos seguir hablando del 15M, si os apetece, en el hilo que he citado antes, o en otro nuevo. Pero en éste insisto, Equis, en que he dedicado buena parte de la primera mitad de este Camino a reflexionar sobre todo lo vivido desde aquella primera gran manifestación y aquel mes de acampadas. Quería saber si sería capaz de diseñar un sistema económico alternativo, con menos defectos que éste que tenemos, heredado no elegido a plena conciencia.

En el fondo sabía que Golondrina tenía razón cuando me dijo “No busques fuera lo que está dentro”, pero el ritmo de los acontecimientos ha apelado durante todo un año a mi responsabilidad y a la necesidad de no guardar silencio ante la injusticia, hasta que Andrea Fabra me dijo “Para aquí. Este es el momento de hacer un descanso.”

Mi conclusión final sobre el tema de reflexionar sobre la marcha de la Humanidad en el Camino se podría un poco leer entre líneas en la entrada con que he abierto este hilo, aunque podríamos extendernos sobre ella, si queréis, como digo, en cualquier otro post.

Disculpad, por favor, que me haya extendido tanto.

La segunda mitad del Camino, y todo en general, la he dedicado a cosas verdaderamente importantes, las que tienen que ver con esta vida y con la otra –por decirlo de alguna manera- ya que la Política y la Economía son herramientas muy necesarias en casi cualquier rincón del planeta para relacionarnos entre los seres humanos que compartimos estos breves momentos del siglo XXI, pero yo particularmente valoro mucho más las relaciones sociales en las que nos descubrimos eternos e infinitos. Y es que, por otro lado, sé que uso las redes de los movimientos indignados para extender estas ideas porque, sin duda, al hablar de actualidad política y económica… ¡estamos hablando!, nos estamos relacionando y ayudo, en cierta manera, a que muchas personas descubran de manera inconsciente lo que yo creo ver de manera consciente. Otra vez, madera de profesor.

Así que, después de meditar sobre el desigual reparto de la riqueza entre los pueblos de la tierra, con profunda afección, no lo dudéis, me dediqué a las personas que he ido encontrando, a mí mismo, y a mi conexión con la naturaleza.

¿De verdad habéis tenido paciencia para leeros todo ésto? Uff, ¡gracias!


Yo no puedo comparar, Zypyty, con otras rutas de similar duración. De ésta dicen, imagino que por añadir misterio, que tiene cierta conexión con los astros, por eso de que los antiguos peregrinos se orientaban según la posición que marca esa nebulosa que forma la Vía Láctea de noche en el cielo. También resulta que el Camino está plagado de iglesias y capillas alguna de ellas construida en el mismísimo siglo IX. Leyendas tiene para todos los gustos.

Sé que lo que a mí me llena es estar caminando por el medio rural durante muchos días seguidos y en buena compañía. Hay quien lo hace por motivos religiosos cristianos. En mi caso, son la menor parte de quienes he conocido. Y sé que mucha gente piensa que los peregrinos son todos católicos practicantes. Hay quien lo hace por hacer deporte o vivir unas vacaciones alternativas. Y la mayoría de los que he conocido lo hacen por motivos espirituales no asociados a ninguna religión en particular.

Al acabar éste, he tomado la decisión de experimentar otras formas de retiro espiritual sin tener que desplazarme tantos kilómetros ni estar tantos días.


Hola Martyna, llegar a la catedral es muy agradable, sin duda, aunque yo me he emocionado en muchas ocasiones a lo largo del camino. Cantando en soledad a primeras horas de la mañana en plena marcha, o al llegar un punto de una reflexión en la que experimento una sensación de revelación, o al escuchar la historia personal y la razón por la que otro peregrino hace el camino –algunas son muy tiernas…

Para mí llegar a la catedral es el punto final, la despedida, más que el punto álgido de la experiencia. Todos y todas nos sentamos o nos tendemos en mayor o menor silencio en la plaza frente a la fachada nada más llegar. Hay abrazos, besos… y fotos…

Esta vez ni siquiera asistí a la misa. Entré antes de que empezara y sí que he llorado, sin embargo, en silencio, durante largo rato sentado en un banco, principalmente por lo que he vivido durante este último año, lo que os hablaba antes, por haberme dado cuenta de que soy cómplice de todas las injusticias de las que soy consciente y no denuncio. Es terrible.


Bueno, termino aquí esta entrada. Me vais a matar. Tengo que encontrar otra forma de escribir en el foro. Voy a conseguir que me echéis, jajaja…

Mientras tanto, que seáis muy felices y que os lluevan las sonrisas. Un abrazo apretao a todos y a todas.

En modo resumen, que para extensión, la tuya ¡pesao!

1. Pues sí, ahora mi camino está al lado de quien en los genes les mandan que esté a su lado. No puede ser de otra forma. La pequeña es muy pequeña, y yo muy poco valiente para llevarla a cuestas. Demasiado sacrificio para ser la primera vez.

2. Te perdono el tocho que te has marcado, porque me has dado la razón...que si no....

maherencia escribió:

En el fondo sabía que Golondrina tenía razón cuando me dijo “No busques fuera lo que está dentro”

Chico listo




3. Y sobre todo, sobre todo, te lo perdono porque imaginar esto, no tiene precio:

maherencia escribió:

Hola Martyna, llegar a la catedral es muy agradable, sin duda, aunque yo me he emocionado en muchas ocasiones a lo largo del camino. Cantando en soledad a primeras horas de la mañana en plena marcha.

Ah, y el copyright del abrazo apretao, esta vez, corre por cuenta de la casa ¿eh?

EScribes muuuuy largo, pero muy bonito, da gusto leerte, imagino lo que será escucharte

Con sinceridad, me sorprende tu respuesta, que por otro lado he escuchado a más personas.
¿Cómo es posible encontrarse uno mismo en un peregrinaje tan concurrido, tan lleno de estímulos de todo tipo, con tanto cansancio en el cuerpo...? ¿ Por qué hay que irse tan lejos para estar con uno mismo, para comprendernos, para saber lo que se cuece en nuestro interior? ...

A mi no me ha motivado aún y mira que me gusta la naturaleza, la cultura, caminar. Creo que solo lo haría por el hecho de poder compartir con otras personas, camino, ilusión, naturaleza, emociones...

cuando estuve de vacaciones por la zona de León...me llamó la atención camino de Astorga, observando el sendero de los peregrinos, cómo una persona iba delante caminando... detrás a unos metros iba otra... a otro porrón de metros, alguna otra....
yo me dije: joer... con lo que me gusta charlar, no entiendo cómo prefieren caminar solos en vez de ir de chácharra....

de un tiempo acá... ya entendí el porqué....

y es que, en nuestro mundo diario, y aunque parezca mentira, se dan pocas ocasiones para encontrar ese silencio y esa paz necesarias para la instrospección...

¿quereis creer que mi marido me tiene negra? estando en casa, siempre tiene ruídos alrededor.
Pone esos programas chillones de los que tunean coches, o megaestructuras, o vete tú a saber...

los findes, en el desayuno... ya se planta la tele también...con lo que me gusta el silencio...
aggg

También a mi me pasa, Pelusa, cada día necesito más un tiempo de silencio, supongo que es la consecuencia de estar todo un día metida en el la vorágine de la ciudad; incluso a veces hasta logro desconectar del "ruido" de mis pensamientos , lo que no siempre resulta fácil, pero sí muy relajante.

maherencia escribió:

Hola Gabado, qué suerte que mi escrito te sirva para tanto. Las ganas que te entran cuando hablas del Camino me dicen que quieres ir al sitio al que crees que va. Es una deducción tan sencilla, sí, pero es que a veces es tan simple que no nos damos cuenta. Y yo te digo algo que también sabes, y es que un camino de 100 kilómetros empieza con un paso. Sepárate de la baranda y camina.

Por cierto, ¿eres la de la foto, la que está inclinada hacia adelante? Y tu amigo Jose, ¿es Josiempre? Entiendo el texto de Thoreau, si saliéramos a caminar como dice seríamos totalmente libres, desataríamos tantos cabos que podrían perder nuestra pista para siempre quienes nos definen con etiquetas. No sé, me cuesta imaginarlo, no lo veo, de momento.

Hace menos de un año que conocí ese paseo que lleva a la Fuente del Avellano, cuando ya creía que lo había visto todo en Granada. Me sentí renacer al salir de mi engaño. Ese camino está sembrado de poemas, reflexiones y extractos de novelas de grandes nombres de la literatura universal. En placas sobre piedras, como te han dicho.

Te dejo aquí la que más me llegó ese día, de Luis García Montero:

En estas soledades,
aprende los secretos
del agua y de los árboles.

Cuando mires al fondo,
descubre tu mirada,
el color de tus ojos.

Si la fuente te ha dicho
lo que nunca escuchaste
en medio de los gritos,

a la ciudad regresa
con tus palabras.
Que los demás te esperan.

Y a ti, gracias también a ti. Nos vemos allí, si te pones en “camino”. Y si no, pues como hasta ahora, en el foro, jaja. Un abrazo.

Mientras tanto, que seáis muy felices y que os lluevan las sonrisas. Un abrazo apretao a todos y a todas.

Hola Mahe!
Me gusta eso que dices de "que quieres ir al sitio que crees que vas..." quiero pensar que sí...

El "camino" lo tengo más dificil de momento, pero echado está en el "saquito de los deseos". A la "Fuente del Avellano" seguro que voy antes, no tardando mucho, con mi amigo Jose -Josiempre, sí- y puede que además, entre placa y placa recordemos alguna coplilla del maestro Carlos Cano...
Las palabras de Garcia Montero también me gustan mucho... me haré una foto junto a la placa cuando vaya y me acordaré de ti.

Soy la que viste de negro...

Mi abrazo para ti también.

Bienvenido Mr Mahe...

Tú como siempre, estés donde estés, riendo y rodeado de gente.

Eres un imán.

A mi me sobran 2 kilos 300 gramos de silencio...¡¿Alguién me compra unos pocos gramos? vendo barato

¡Hola! Paso a dejaros enlace al álbum que he confeccionado en torno a este camino:

https://picasaweb.google.com/108582071817347204511/CaminoFrancesASantiagoAgosto12

¡Feliz otoño!

jo... menudo reportaje...
preciosas las fotos, curiosos los textos... pero por encima de todoooo: la maravillosa experiencia que has compartido.
gracias, peregrino!!!

Saludos Mahe espero que el camino hayas encontrado la paz espiritual interior que buscamos muchas veces las personas para aliviar nuestro ser. El camino mezclado de la naturaleza y su idiosincrasia hacen grande al peregrino que encuentra la paz interior.

Maherencia,¡¡pedazo de camino,qué te has marcado,no me extraña te hiceses una tendinitis
magnifico reportaje has hecho,unas fotos con unos paisajes preciosos
la Catedral ya la conocia,me faltaba hacer el camino,gracias por ese recorrido net tan bien explicado

Guauuu....!!!

¿Y todo de tirón? ¿y con esa mochilita de equipaje?

Ya he visto que llevabas botas, por que en la foto con las sandalias rosas me dejaste turulata, pensaba que habías hecho así todo el camino.

Enhorabuena por la experiencia, que sé que es inigualable y gracias por compartirla.