Pues estamos en agosto, y se nota. No lo digo por el calor, que también. Me refiero a la inactividad de la vida socio-política. Al Paron que se produce en el campo laboral. Al cierre de las instituciones y de muchas empresas. Al deseo ansiado de vacaciones que se produce.
Hoy, apenas queda poco abierto en lo político. Mañana se archivará el caso Gürtel de Valencia. Y de nada habrá servido que hayan mentido, que haya pruebas de que ha habido regalos, algo ya admitido. Y no ha valido nada de esto porque ha podido más la amistad personal --el mismo Camps, reconoció que el Presidente del TSJV, Juan Luis de la Rúa, era más que amigo-- que el deseo de hacer justicia.
El tema de las escuchas en el PP de Madrid y el caso Bárcenas se paraliza hasta septiembre. La crisis sigue su evolución, sin cambiar de rumbo, y nos queda el tema del terrorismo, del que siempre huyo porque no quiero hacer publicidad a esos mafiosos asesinos.
Poco más queda, salvo lo más importante. El ocio, las vacaciones, el descanso. Porque se trabaja todo el año para llegar a agosto con la lengua fuera, hacer un paréntesis veraniego, y volver en septiembre, otra vez a la carga.
Pero siempre nos quedará agosto. Ese mes de vacaciones, de playa, de montaña, de viajero, de cambio de actividad, de intento de cumplimiento de anhelos. Todo el año en la brecha para llegar a agosto. Por eso yo creo que nos equivocamos al pensar que agosto es un mes vacío, que el hecho de que se interrumpa casi toda la actividad privada y pública lo que hace es que nos da la posibilidad que no tenemos en otros meses. Pero no sólo a los que toman vacaciones, que pueden disfrutar de ellas y gozar con el descanso y sus aficiones con placer, de hacer en definitiva lo que ha estado esperando once meses. También lo es para los que no la tomen en esta época. Un tiempo donde las grandes ciudades se hacen más humanas, donde se vacían y permiten a los que se quedan, vivir con mayor comodidad. Un mes donde se celebran fiestas importantes. Donde no nos agobian con las competiciones deportivas ni el consumo.
Sin embargo, agosto tiene mala fama. Y hablamos de que algo se agosta cuando se marchita (fíjense en los sinónimos de agostar: mustiar, gastar, consumir, debilitar, languidecer, decaer, secar, ajar, marchitar, abrasar. Ni uno es positivo). Se habla del calor de agosto, cuando es el mes que cambia el ciclo del tiempo y comienzan las tormentas que empiezan a hacer bajar las temperaturas. Se habla de agosto y no de julio. Y es que tiene mala prensa. Quizá porque se venden menos periódicos y son más delgados, y los telediarios más cortos.
Este mes, con permiso de los accidentes imprevistos, de las catástrofes que se pueden producir, se fabricarán menos noticias. Los medios de comunicación disminuyen su tiempo y espacio por el cierre de las instituciones, fundamentalmente, pero no os preocupéis, el foro queda abierto, Aquí os espero.