Una infancia

Del pip de pelusa, de la tranquilidad en el pueblo, me he acordado de mi niñez, cuando se podía ir por la calle sin temor a que te atropellara un coche, porque la mayoría de las calles aún no estaban asfaltadas.
Cuando se podía salir a la calle y era el reino de los niños jugando o un domingo la familia íbamos a hacer una paella y saltábamos a la comba o jugábamos a la pelota... Y si no, cogíamos saltamontes o lagartijas. Y todo eso a pie, porque el campo estaba al ladito del pueblo.

Hora de comer, a coger leña, se encendía un fuego y a hacer un buen arroz. En el camino se iban cantando canciones o jugando al veo-veo, o haciendo carreras... Había energía y ganas para dar y tomar.

Yo no he sido una niña muy ruidosa, no bajaba a la calle porque era pequeña y sola  no me dejaban, y más o menos, hasta los 8 años pasados no lo conseguí, pero porque fuimos a vivir a un lugar con zona peatonal y ajardinada, y mi madre desde la ventana o balcón me veía, eso sin contar con que conocía a los crios con los que iba.

De todas formas, a parte de esa época, recuerdo ir con mi abuela, mi madre o mi tía a los sitios, de visita, de compras... Y siempre una niña muy formalita.

No sé por qué escribo esto, pero es que mi infancia la recuerdo bonita, pero rodeada de mayores, y siempre haciéndome feliz.

No se pensaba en otra cosa que la familia, ir al campo, la playa... Qué tiempos.
Aquella ilusión era única, y no volverá, pero lo que más envidio es el humor que tiene mi madre, que hoy con su nieto pequeño tiene la misma ilusión y paciencia que con nosotros.

"ahora a comer, ahora a la ducha, ahora a jugar..." Y mi sobrino está encantado con ella, y deseando ir a casa de la yaya.

Y es que el otro día, escuchaba en la radio


Ya ves, un pueblo pueblo, pero al estar con mayores siempre, oías cosas.... Que cuando eres mayor, atas cabos jajaja, santa infancia

en mi infancia...mi madre decía que yo "tenía vicio de calle"... y es que no quería meterme pa dentro... siempre quería jugar y jugar...
jugábamos al escondite, a la rayuela, a los cromos, a los huesos, a las mariquitinas, a las muñecas, a las cuatro esquinas, al palicache...
sin peligro a coches (aunque a mi hermano lo atropellaron cuando yo lo llevaba de la mano para la escuela) y sin ninguno de los otros miedos modernos (secuestros, pederastia....)
una infancia feliz porque sí... porque tenía la inocencia propia de la infancia. Sin embargo, si comparo con la de mis hijos, hay grandes diferencias:
nada de viajes (excepto los veranos a ver a los abuelos)
nada de dias de campo o dias de playa... únicamente, mi madre nos acercaba a una zona de piedras y ella esperaba sentada a que mi hermano y yo nos pegásemos un chapuzón..
nada de dias de compras o de comer por ahí...éramos pobres y ella se encargaba de comprar lo que necesitábamos , tanto comida como zapatos y ropa...
nada de cumpleaños festivos y de navidades a tutiplei...

mis padres me quisieron mucho y se preocupaban muchísimo por mi salud, ya que era una niña enfermiza... pero en esa época nacieron algunos complejos míos y una baja autoestima. Tuve falta de mimos y de alegría y de complicidad familiar...

quizás por eso siempre he procurado que la infancia de mis hijos fuese muy muy divertida!

Pues la mía, más o menos.

A pesar de haber nacido en Madrid, los niños vivíamos en la calle; sobretodo los niños pobres, porque seguro que, jugando, teníamos menos frío que en casa.

Yo cuando salía del cole me iba directamente a jugar y no subía hasta que venía el farolero (al ser de gas, tenían que ir prendiéndolas una a una según se iba haciendo de noche).

Los veranos los pasaba en el pueblo de mi madre y ahí, con mis primos, disfrutaba de absoluta libertad para corretear de día y bien avanzada la noche.

En cuanto a los ruidos, yo de aquel pueblo lo que más recuerdo son los olores; estaba entre pinares y se vivía, principalmente, de la alfarería y raro era el día que no se cocía en algún horno o incluso en varios...¡Como olía a resina, a humo y a pan!

Que bien chicas, yo solo vivía en la calle en verano que iba a un pueblin donde habían nacido mis abuelos. El resto del año no , iba a casa de las amigas o ellas a la mia ...

Mi infancia transcurrió en Elgoibar durante el invierno, un pueblo, donde nos reuníamos en la Plaza del Ayuntamiento, la Iglesia, allí jugábamos y bailábamos los domingos.
Los veranos en Deba mi pueblo natal, playa , alameda jugando con otras niñas.

Pelusa, mi madre siempre temía a estos tipos, los pederastas, antes "viejos verdes" que haberlos los había y mucho. Yo sin ir más lejos, topé con más de uno... Pero como iba advertida, me chivaba a mi madre y allí estaba ella al pie del cañón.

En el patio de mi colegio daba una fábrica de vidrio, y en una ventanita de daba al patio había cierto "cerdo" que mientras estábamos en el recreo se mataba a pajas... Nadie decía nada a los profesores por vergüenza, y ya me dirás, yo tenía 10 años, pero hasta que terminé el colegio, recuerdo que seguía allí dándole a la zambomba toooodos los días.

En fin, fuera de eso, la calle ha sido el lugar de dejarnos trozos de rodillas y codos, momentos de tramar, inventar, competir, compartir...

También jugaba en casa de mis amigas o ellas en la mia, pero eran otros cantares.

lo_la escribió:

recuerdo que seguía allí dándole a la zambomba toooodos los días.

glub,Lo_la... nunca tuve una experiencia así de chunga... aunque pensándolo bien... igual no hubiese sabido de que iba la historia.... porque yo iba un poco retrasailla en ese tema ( tenia por lo menos 15 años, cuando me enseñaron una revista porno... y aluciné...porque yo pensaba que los penes estaban recubiertos de pelooooooooo....

hasta los 9 años no me enteré de lo que había que hacer para tener niños... y me dió un asquitoooooooo

cosas de la vida!

Mi infancia transcurrió en Madrid, en un barrio que más bien parecía un pueblo; no demasiado grande y en el que casi todos nos conocíamos.
Mi barriada era nueva y sus habitantes eran parejas jovenes con hijos pequeños, por lo que había muchos niños con los que jugar en la calle, sobre todo en verano, porque en invierno, mi hermana y yo ibamos a un colegio fuera del barrio, lo que nos obligaba a perder mucho tiempo en el transporte y luego, con los deberes y demás, teníamos poca oportunidad de salir a la calle entresemana. En el colegio, en los recreos, también lo pasaba bien con mis amigas.

El verano era otra cosa   Era tiempo de estar en la calle, con la pandilla, jugando y disfrutando. Mis rodillas siempre iban tintadas de mercromina, los muslos y el culo con moratones de los patines y a menudo los pies vendados de saltar a la goma. Lo pasaba en Madrid, porque mis padres también son madrileños y no teníamos pueblo. Nos llevaban a la piscina, al campo, a algún pantano, cuando podían.
Tengo buenos recuerdos de mi infancia.

En cuanto a lo que comentáis Pelusa y Lo_la, yo era una "pava" en ese sentido. Tendría unos 14 años, cuando una compañera más espabiladilla que el resto, nos abría los ojos (alucinaditas nos dejaba) a la sexualidad, porque tratar estos temas con los padres era impensable y para las monjas (colegio al que iba) todo era pecado.

En mi infancia hubo de todo esto que mencionais.
Juegos en la calle,miedo a "los hombres malos" e ingenuidad a tutiple.
A mi la información sexual me llego a una cierta temprana edad pues tenia 3 hermanos mayores y como dice pelusa todo me representaba un "asquito""
Como anectota,recuerdo que íbamos al cine con mi abuela y ella llevaba un saquito lleno de llaves de las de entonces y con ellas repartía a diestro y siniestro aquellos que se aprovechaban del lugar para otros menesteres.

zypyty escribió:

íbamos al cine con mi abuela y ella llevaba un saquito lleno de llaves de las de entonces y con ellas repartía a diestro y siniestro aquellos que se aprovechaban del lugar para otros menesteres.

jooooo... pero que hacía?  les tiraba las llaves a la cara.... o al pito?

jajaja zypy mi tía llevaba alfileres, así iban a por la mano del malhechor.

A ver, nosotros como pequeños no sabíamos qué era esa zambomba, pero lo intuíamos y entre el corrillo sacábamos conclusiones, no que no sabíamos claro es que el cerdo se ponía así por ver niños...

Y yo, me enteré por dónde salían los niños de casualidad, mi madre hacía la colección de libros GT que salía uno a la semana, eran temáticos, y yo los iba a comprar el día que salía ya que se lo guardaban... Un día de esos, el nº 4 salió el titulado "el nacimiento de un bebé" y camino a casa lo iba ojeando, foto a foto, dibujo a dibujo... Y ví paso a paso cómo salía el bebé, la sangre, la cara de sufrimiento de la madre...
Creo que ese día decidí no ser madre, me dolía tanto ahí abajo sólo pensarlo... dios, qué asquito me dió, y cuántas grandes incógnitas empezaron a surgirme... Pero como siempre, mi madre me las aclaró todas con naturalidad.

Esas,justo esas pelusa  y donde iban no puedo decirte,tan oscuro yo solo las veía volar y un fulano salir corriendo.
Estoy en Francia y la cobertura va y viene.

Recuerdo mi infancia en la calle, siempre que hacía bueno...Cuando salíamos del cole, íbamos en grupo, y hacíamos "la ruta". Íbamos a casa de la primera, que vivía más cerca del cole, dejaba las cosas, y cogía la merienda, y así íbamos por todas las casas, hasta llegar a la de mi mejor amiga, que vivía más lejos. A veces teníamos mucho hambre, y nos íbamos cada una a la nuestra, y quedábamos en algún sitio al rato.

Si teníamos deberes de investigar en la biblioteca, allí íbamos. Si no, la verdad es que los deberes los hacíamos después de jugar mucho rato en la calle, o en casa de amigas, o en mi casa, donde más tiempo pasábamos. Mi madre prefería tener una tropa de niños en casa con tal de tenernos algún rato más controladas, aunque no recuerdo impedimentos para salir. Soy de un pueblo mediano en el que todo el mundo se conoce, y la verdad es que los "forasteros" siempre llamaban la atención de cualquiera, y si hacías alguna travesura, tu madre lo sabía antes de que llegaras a casa (palabra...)

En Reyes siempre nos caía algún juego de cacharritos de cocinitas, y juegos de mesa, para las laaaaaaaaargas tardes de invierno, más bien de lluvia, porque yo recuerdo pocas tardes en casa, la verdad, más bien en fin de semana. Mi pueblo es muy caluroso en verano, y templadito en invierno, así que frío frío, no hacía.

No teníamos mucho dinero, pero mi madre siempre nos ha tenido muy apañaditas, y recuerdo todos los lujos con mucho cariño y muy especiales. No recuerdo mi infancia con carencias, ninguna.

Fui afortunada con respecto a mis hijas porque crecí en el pueblo rodeada de mi familia paterna, primas y demás, cosa que echo de menos para mis hijas ahora, que puedan verse más en el día a día y jugar más juntas, tienen una afinidad natural.

La seguridad en mi pueblo estaba garantizada, aunque también tuvimos nuestros tropiezos con algún viejo (y no tan viejo) verde. Tuvimos la oportunidad también de comprobar como algún señor cercano a nosotras trataba de abusar, así que cuando ahora oigo que los principales abusos sexuales se dan con gente muy cercana, se me ponen los pelos como escarpias, porque la única experiencia de este tipo fue así, así que no me fío de NADIE, sobre todo porque a los que les gustan los niños, los buscan y se rodean de ellos, aunque tengan que dedicarse profesionalmente a ello.

Ojo que no digo todos los profes, monitores, entrenadores etc!!! pero sí, que no es extraño que uno de ellos lo sea, porque lo hacen a propósito.

En fin, una infancia feliz, larga, cálida, y con juegos y libertad controlada infinita...Aún recuerdo las vacaciones en verano, nosotros tampoco íbamos a ningún sitio, porque no había con qué, alguna vez iba a casa de mis tías de Madrid, que me mimaban y yo lo pasaba genial. Los veranos en el pueblo, tan cálidos, eran fabulosos. Tras el día entero en la piscina (o a jornada partida jejejeejeje) nos dejaban jugar en la calle hasta que se apagaban las farolas, a las 12.00 mientras nuestros padres charlaban con los demás vecinos sentados en las puertas en grupos...Me acuerdo cuando nuestras madres nos dejaban cenar "fuera": nos sacaban un bocata de filete, o de tortilla, vamos, que nos metían la cena entre dos panes y a seguir jugando ¡qué rico me sabía!

Cuánto hemos jugado y qué corta se nos hacía la noche!!

Pues si lola. La infancia yo tambien la recuerdo feliz. Ahora ese recuerdo me entristece muchisimo, porque fui tan feliz y no supe verlo que pienso que de haberlo sabido hubiera disfrutado de todo el doble. Mis padres hicieron posible que yo viera el mundo de otra manera.

 

Mi infancia no la recuerdo felíz, nunca me faltó de nada ni me sobró pero tuve mucha carencia afectiva. Me hicieron "mayor" a la fuerza, prácticamente crié yo a mi hermana y mientras mis amigas iban al cine o a pasear yo me la pasaba cuidando de mi hermana, cocinando y limpiando, nunca me decían nada aunque me esmeraba mucho por hacer bien las cosas, en cambio al mínimo fallo me caía la del pulpo.

Me fuí de casa con 15 años y lo puesto.

que pena Trolls... ningún niñ@ debería perder su infancia...
está claro que quien se marcha con 15 años (menor de edad????) es porque no está agusto en casa....
me gusta esa frase que dice que a los hijos hay que darle alas para volar y raices para querer volver...
al menos, eso he procurado!

Una pena Trolls, la infancia son los cimientos de una persona y deberían de ser los años más felices y motivadores en la vida de las personas. Pero la vida no siempre es fácil ni grata. El que te tuvieras que irte de tu casa con 15 años, lo dice todo. Seguro que eso te ha hecho una mujer fuerte y muy amorosa con tu hija.

Pelusa, esa es una de mis frases preferidas. Yo también lo he procurado, y aunque da un poco de vértigo verles desplegar las alas y salir volando, está la certeza de que las raices son profundas.  

Pelusa, me ha costado muchos años perdonar a mi madre pero al final pienso que no lo supo hacer mejor. Me gusta esa frase, y es lo que he intentado hacer con mi hija.

Equis, si que es penoso pero me ha hecho fuerte, a mi hija le he procurado dar y le doy todo el amor del mundo y espero haberlo conseguido, aunque sin consentirla demasiado.

besotes.

trollslända escribió:

al final pienso que no lo supo hacer mejor. Me gusta esa frase, y es lo que he intentado hacer con mi hija.

pues si... no hay escuela ni carnets para padres y lo hacemos como mejor podemos y sabemos... a veces, metiendo la pata hasta el corvejón.
Lo interesante es no repetir las pautas y cambiar la inercia...
hay padres nocivos porque sus padres e incluso otras generaciones también lo fueron...
si reaccionan a tiempo, quizás puedan enderezar lo torcido...