Quien ha hierro mata...

Las amistades, ay las amistades.

Uno se olvida de ellas como quien tira un chicle usado sin sabor en la calle. Lo pisa uno, otro y tú saboreas otros chicles de distintos sabores.

Pasan los años... Y con las nuevas tecnologías, te acuerdas del sabor de aquel chiclé, que era de aquel sabor tan bueno y entrañable, y que tiraste y pisotearon, pero que se quedó pegado en el asfalto dejando su marca... Y cuando te pones en contacto te dice:

-Aquí estoy bien, hay mucha gente que pasa y me distraigo mucho, hasta he hecho muchas amistades con otros chicles de distintos sabores por aquí alrededor, la verdad, fue difícil al principio, pero luego me acostumbré a estar pegado aquí y me gusta...

Y te dicen

-Lo siento si te tiré, puedo llevarte conmigo otra vez.

Y el chicle responde:

-No gracias, de verdad que estoy bien, no te preocupes por mí...

Y piensa en una canción y la satisfacción y libertad que produce poder aclarar y decir lo que piensas y despegar ese trozo que tenías estancado porque estabas incrustado en el asfalto... A veces es mejor no abrir la caja de Pandora.

Hace tiempo ya, con el auge del FB y todo eso, leí un artículo en El pais semanal que hablaba de la conveniencia de retomar viejas amistades, a propósito de la facilidad con el FB ahora, y otras redes de buscar y encontrar gente...¿qué queremos realmente cuando contactamos? ¿estamos seguros? ¿tenemos tiempo para todo? ¿qué pensará la otra persona que quiero?

En fin, preguntas muy convenientes...a veces hablar con una antigua amistad deja mal sabor de boca, porque hubiera sido mejor el recuerdo de lo que fue, y sólo en unos pocos casos en los que la amistad se interrumpió por terceras causas y demás, en las que a lo mejor convienen esos reencuentros.

Hay que admitir sin dolor que ha habido gente en nuestras vidas, o nosotros mismos no hemos sido, tan importantes en las vidas respectivas como pensábamos.

Sigue el tren.

cada vez tengo más asumido que la vida es como un tren donde la gente sube y baja constantemente... y que esas relaciones duran...lo que tienen que durar, ni más ni menos...

Pues sí. Hay veces que una de las partes se forja falsas expectativas que, lógicamente, la otra no cumple.

Pero es verdad que aunque intentes comprender la situación, siempre queda un poso de dudas que piensas que, al menos, merecerías una explicación.

Sigo con el simil de tren    que va de maravilla para explicar estas cosas. Subimos y bajamos en las estaciones, compartimos vagones, asientos. Somos gentes de paso, conocidos y hasta amigos de otros, que a su vez son para nosotros gentes de paso, conocidos y amigos. Con algun@s tenemos la fortuna de seguir compartiendo estación y vagón.

Las personas que hoy somos y las circunstancias que nos rodean, no son las personas que fuimos ni las circunstancias que nos rodearon cuando existia esa amistad; por eso yo creo que es muy difícil y requiere mucho encaje de bolillos retomar una amistad en el punto en el que se dejó. Y aún así, casi siempre queda una sensación de que no es lo que fue.
Creo que hay que saber pasar página y dejar que la gente fluya por nuestras vidas.

Por cierto... anda que no han fluido gentes por el foro  y aquí seguimos los que viajamos día a día en el mismo vagón.   

Mi experiencia con el hecho de retomar viejas amistades ha sido decepcionante. ¡Y no digamos, el intento de retomar un viejo amor...interrumpido hacía 30 años, con boda y divorcio por medio! Más decepcionante aun. No funciona, en parte por lo que dice Equis: porque como decía el poeta, "nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos",(Neruda) ni nuestras circunstancias lo son y porque hemos evolucionado de distinta manera.

¿no os ha pasado, pongo por ejemplo, estar ingresada en el hospital y en esos dias tan largos, compartir vida y milagros con la compañera de la cama de al lado...
o estar de vacaciones en una residencia de tiempo libre (digo ese lugar porque se vive más familiar e intensamente que en un hotel) y conocer a una pareja con la que se congenia y surge una amistad...

pues bien... aunque intenso, cuando volvemos a nuestro dia a dia, o a nuestra ciudad... esa "amistad" se diluye con el tiempo... al principio, unas llamadas, después una felicitación por navidad... y después... sólo una anécdota en el recuerdo...

No hablo de mí en esta anécdota, pero lo ha vivido una persona muy cercana a mí.

Yo no sé dónde está la raya. Personalmente no espero nada de nadie, y todo lo que me llega lo doy por bueno.
Pienso que tener expectativas ante una relación hace que se cumplan frustraciones, y además si piensas que las personas han de opinar y actuar así como tú lo haces, eso te convierte en un ser incomprendido.

Soy de dejar llevarme por el momento, aunque he de reconocer que cada vez más me pienso las cosas, y si por lo que sea no lo veo con claridad, lo digo sin tapujos.

Las relaciones cuando se dejan pasar, se deterioran y nunca vuelven a ser como antes. O se fortalecen o se desvanecen, pero no serán igual.

Ví hace poco una película que me hizo pensar, FIVE se titula, es la vida de cinco mujeres que han tenido cáncer de mama. Su reacción ante tal enfermedad, el entorno...
Una de ellas me emocionó especialmente, porque quiere festejar su funeral con ella viva. Van sus más íntimos, y cuando empiezan las palabras de su primera amiga, la amiga del alma, la hace callar y le pregunta dónde ha estado cuando la necesitaba en su enfermedad, que no la fue a visitar... A otro le dice otra cosa y así...

Luego el cáncer hace un "giro" y salva su vida.

Me gusta la idea de vivir de frente y que la gente sepa que no voy con segundas. Así no se crea esas expectativas ni yo estoy con alguien intentando agradarle.

pelusa escribió:

¿no os ha pasado, pongo por ejemplo, estar ingresada en el hospital  y en esos dias tan largos, compartir vida y milagros con la compañera de la cama de al lado...
o estar de vacaciones en una residencia de tiempo libre (digo ese lugar porque se vive más familiar e intensamente que en un hotel) y conocer a una pareja con la que se congenia y surge una amistad...

pues bien... aunque intenso, cuando volvemos a nuestro dia a dia, o a nuestra ciudad... esa "amistad" se diluye con el tiempo... al principio, unas llamadas, después una felicitación por navidad... y después... sólo una anécdota en el recuerdo...

Sí pelusa, y he llegado a la conclusión de no intercambiar teléfonos, hace tiempo que no lo hago.

De hecho, dos de mis mejores amigas surgieron de dos cursos distintos que hice.

Una de ellas la perdí, fue con la que compartí piso, creo que la convivencia quemó la relación (no es lo mismo salir a divertirse, tomar un café y contarse las penas e irse cada una a su casa que el día a día). La segunda la conservo, es distinta, con esta hay palabras muy muy fuertes y claridad, expresiones de cariño que salen de dentro, abrazos, llamadas de teléfono, llorar juntas y reir... Espero que no se termine, me dolería mucho.

La amistad es cara, hay poca, conocemos mucha gente, amigos tenemos pocos...son esos, que a pesar de los años sin hablar, cuando los ves, es como si no hubiera pasado ni una semana...pero nos empeñamos en que toda relación ha de ser de amistad cuando simplemente es de empatia circunstancial