Todos contentos, todos felices. ¡Qué alegría! ¡Qué emoción! Hoy es un día grande. Génova se viste de gala, tira serpentinas, los cohetes suenan y los fuegos de artificio llenan el cielo de Madrid.
Y es que no es para menos, finalmente lo han conseguido. Les han hecho caso. Es tanta la emoción que saltan y bailan. Han conseguido lo que tanto tiempo han perseguido. Poder declarar. Luisito podrá ir a declarar, y le ha prometido a Mariano que no va a tirar de la manta --de momento--, que ahora va a ver si convence al juez para que no pida el suplicatorio.
Todos los peperos contentos, porque últimamente les llueven los imputados y eso les alegra. Luisito Bárcenas (L.B. o Luis el cabrón para los de la trama Gürtel) ahora ya es imputado provisional --¡cómo mola! y sin despeinarse. Rajoy, Arenas, Cospedal están todos contentísimos, vamos como si les hubiera tocado la lotería. No, si ya lo dice Mariano: "vamos por el mejor camino, aunque haya quien se empeñe en no verlo."
Unos incomprendidos, eso es lo que son. Y es que la gente está equivocada. Rajoy mira el resultado de las elecciones europeas y gallegas, echa cuentas y llega a la conclusión --muy lógica, por otra parte--, de que tener imputados da votos. Por lo tanto, ahora el pareado que se canta en Génova es:
Con Camps en el banquillo y Bárcenas con el instructor;
la mayoría absoluta, no nos la quita ni Dios.
Y lo peor es que a lo mejor tienen razón. Ya lo están celebrando como si fuera el 18 de julio.