El creer sentir amor por una persona que provoca en nuestra vida sentimientos de represión contra los actos que manifestamos a través de diferencias en el comportamiento o formas de pensar propias, o él volvernos dependientes de tal manera que nuestra vida se vea manejada para el beneficio de quien sólo busca un reflejo propio de lo que quisiera que fuéramos, es en realidad una forma de extinguir nuestro espíritu, y de ninguna manera puede ser llamado amor; porque el amor es compartir momentos, energía, no es el robarlos. Amar es uno de los sentimientos más bellos que el ser humano puede experimentar, y el convivir con alguien que nos prive de vivir a nuestro modo, reprimiendo una parte de nuestro ser, es odio de ese alguien hacia sí mismo y hacia nosotros; es su forma de vengar lo que ha vivido en el único ser en el que puede descargar su coraje, y quien mejor que la persona con la que pasa más tiempo y con la única que no le dice nada de sus enojos sin razón.
No debemos engañarnos al buscar una felicidad en una persona que sólo se roba la poca que tenemos, no podemos decir que no podemos dejarla por amor, porque sería una difamación terrible a tal sentimiento, pues el amor es dulzura, es entregar el alma con una palabra, e incluso puede ser la más hermosa conversación experimentada, o quizás tan solo una mirada. Pero nunca se va a interpretar como amor ese miedo que le tenemos, porque quizás pensamos que nos necesita, pero el vivir pensando de ese modo, es solamente una enfermedad.
Alexia Esmeralda.